Licenciado en Relaciones Internacionales por la UNAM. Maestro en Derechos Humanos por la Ibero. Actualmente se desempeña como Director de Incidencia Política en México Unido Contra la Delincuencia.

La reducción de daños es un enfoque basado en reconocer el fracaso de la política prohibicionista e implementar medidas orientadas a mitigar los daños asociados con el uso problemático de drogas, principalmente aquellos asociados con la salud pública. Estas políticas, que nacieron principalmente en países del norte global, no aspiran a que el Estado termine con el consumo de drogas, sino que minimice los riesgos y daños asociados con el consumo, e invierta más en servicios de salud e información que en políticas de control de oferta. Entre 2023 y 2024 la reducción de daños ha adquirido un papel central en la transformación de la política mundial de drogas. Sin embargo, ha prevalecido una visión del norte global sobre este enfoque por lo que el Sur Global tenemos el reto en adaptarlo a nuestras realidades.
En América Latina, donde se han sufrido más los peores efectos de la “guerra contra las drogas”, esto representa una oportunidad valiosa para promover alternativas concretas para desarrollar políticas de reducción de riesgos atendiendo su propio contexto. Sin embargo, la “crisis” de drogas sintéticas amenaza con reforzar el prohibicionismo, obstaculizando aún más la implementación de reducción de daños.
En este sentido, el enfoque de reducción de daños para que tenga éxito en nuestros países, debe reconocer el lugar que ocupan en la cadena productiva, ya que los principales problemas no están asociados con el consumo sino con la producción, aunque sí se observan mayores consumos. Por otro lado, debemos reconocer la limitada capacidad estatal para abordar el tema desde una perspectiva de salud pública y derechos humanos, el reto está en abandonar el enfoque de seguridad sobre las drogas, el cual ha demostrado que no es la solución la salud.